PRE ADOLESCENCIA: Clave para una fe sólida y duradera.

 La etapa preadolescente —ese umbral misterioso entre la infancia y la adolescencia— es una temporada crucial donde el corazón está abierto, las preguntas brotan y la identidad comienza a buscar raíces. Y justo ahí, en medio de ese movimiento interno, el discipulado integral tiene su oportunidad dorada.

El discipulado integral replica el modelo de Jesús. Es un estilo de vida, no un programa.

“… DISCIPULADO PARA TODO EL SER…”

DISCIPULADO

Cuando un preadolescente entra al espacio del ministerio, necesita más que actividades bien diseñadas. Necesita ver en nosotros a Cristo hecho carne: alguien que escucha, que guía, que muestra con su ejemplo cómo se vive la fe en lo cotidiano.

INTEGRAL

Este tipo de acompañamiento no se limita al área espiritual. Abarca todo su ser. Un discipulado integral se interesa por lo que el preadolescente siente, piensa, sueña y teme. ¿Está durmiendo bien? ¿Se siente solo? ¿Tiene con quién hablar de sus dudas? ¿Se siente amado?

EL LÍDER DEBE ESTAR PRESENTE CON TODO SU SER, NO SOLO CON UN DISCURSO DISCIPULAR ES ESTAR DISPONIBLE, ES REÍR Y LLORAR JUNTOS, ES DAR RESPUESTAS Y… TAMBIÉN QUEDARSE EN SILENCIO, ES FORMAR A OTRO DESDE EL AMOR, NO DESDE EL CONTROL

HERRAMIENTAS PRÁCTICAS

• Devocionales semanales donde los chicos puedan no solo escuchar, sino interactuar con la Palabra.
• Momentos uno a uno, donde haya espacio para conversaciones más profundas.
• Gestos de amor intencionales: recordar una fecha importante, preguntar por una situación familiar, invitar a tomar algo después de la reunión.
• Ambientes seguros, donde se pueda hablar sin miedo y donde los errores no se castiguen, sino que se trabajen con gracia y verdad.

ESPACIO SEGURO

el discipulado no comienza cuando vos hablás, comienza cuando ellos te observan son su primera imagen de cómo se ve jesús en la vida cotidiana.

Dejá que el espíritu santo use cada momento compartido —incluso el que parece más simple— para sembrar semillas eternas.